sábado, 22 de diciembre de 2007

Musa de Botero


Erase una chica de culo ingente y pecho robustecido, que tendida en los límpidos pastizales de la Universidad Mayor de San Marcos revisaba fotocopias del curso que llevaba con la condesa Radulescu (profesora de Historia del Arte), suspendida, consciente hasta el descaro de sus curvas suaves y profundas, del olor frutado y amaderado que despedía su piel, enlechada en cremas y afeites; de lo que provocaba con sus turgencias a los imberbes del patio de letras que la divisaban chinitos desde las banquitas. Ay, cada reacomodo del esqueleto de esta dama era proseguido de miradas de las más maculadas, suspiros y hasta de babitas al aire, hasta que un día, sus compañeros de aventuras, forajidos de biblitoteca, acercándose con sus pisadas negras de pseudopanqueques facinerosos se aproximaron a ella, después de salir de sus cultísimas clases de literatura griega, pero no, ¡ay!, para rodearla con sus conversas como era habitual, simplemente le lanzaron esta frase, que admitamos, la cagó a ella y a su surreal imagen de sí misma: ¡Habla! ¡Musa de Botero!

Pasaron por sus ojos los personajes redondos y rebotantes que poblaban los cuadros del pintor colombiano, ese "que pinta todo gordito", hasta los arbolitos y los pájaros...muchacha no tan boba, por último, se rió mucho, se rió con la boca bien abierta, pero dicen algunos, que cuando su risa tan sonora y orquestal se acabó, se le vió una lagrimita en su ojito.

sábado, 1 de diciembre de 2007

CHOLO


Pasu madre, cómo lo quiero.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Ayahuasca


El Ayahuasca es una energía de conexión, que une al individuo con la fuerzas del planeta; cuánto más presta se entregue la persona a sentir su gran entorno: su mundo de las ideas, el universo de sus sentimientos y cómo no, el reino de las poderosas emociones; através de esta magia primigenia que posee la planta, más será el poder que la persona adquiera para manejar las energías del mundo como lo conoce.

A la planta se le debe de presentar una serie de demostraciones de respeto, se le debe dar pruebas de humildad, para que pueda ingresar en nuestro interior. Desde la primera vez que se le ingiere surgirá una intensificación de las cosas que nos rodean, los olores se hacen mucho más fácilmente reconocibles, los sabores explotan en la boca, derramándose por completo en ella; incluso se tiene la impresión de que las personas de los costados murmuran constantemente, pero no, en realidad, aunque parezca insólito al principio, es que uno está escuchando el murmullo de sus pensamientos. El camino hacia manejar estas propiedades, se relaciona al control y el equiulibrio de uno mismo, la planta no bien guiada por una chamana o chamán al que respete su comunidad, puede descontrolarnos y hacernos rozar mundos de locura. Recordemos que esta planta crece en la selva, en donde existe una visión animista de las cosas; el mundo originario de la planta está plagado de energías, espíritus e intenciones. Esta magia llega a nosotros, seres de ciudad, y la entendemos desde el mundo que conocemos; hay que tener una buena guía para sumergirse en este nuevo conocimiento.

Una de las cosas que más gratitud nos hace sentir hacia la planta es el recobrar la unión entre nosotros y la naturaleza, ese nexo que es inherente en los humanos, que a veces por vivir en orbes, o por nuestra cultura, se deshace; el ayahuasca te abre el corazón ante el gran corazón del mundo, compuesto por cerros, por animales, por plantas y por todo lo que conocemos.

Con lo que respecta a esta planta ningún proceso será igual al otro; cada persona experimentará una historia particular, por último el ayahuasca es un viaje interior y si partimos del concepto de que cada ser humano es un universo, entonces cada uno de estos viajes se tornará infinito e irrepetible.

martes, 13 de noviembre de 2007

Clau.




Erase 2002, habían dos jóvenes que estudiaban teatro; ellas se conocieron en la escuela; cómo empezaron a quererse fue casi imperceptible. Ella es mi amiga del espíritu, Claudia. A veces pasa que te encuentras con seres que quieres más allá de su sexo, de su edad; nos pasó a nosotras, nos quisimos de un ser vivo a otro, simple. Hemos pasado cachetadas, trabajos arduos, creaciones, desventuras, malcriadeces y toda clase de cosas que un amigo pasa con otro. Ahora estás en la montaña, yo frente al mar.

La peculiar historia del joven ostra



Yo me pregunto hasta dónde puede llegar el humano, respecto a todo: al conocimiento, al amor, a la magia, a la oscuridad que nos acompaña siempre siempre. Han habido veces, en la que me he sentido vivir entre en el límite de la locura, del goce, de lo sublime, de la mierda, hasta del asesinato (jajaja, no creo que mate a alguien por ahora) y la normalidad; dándome una idea todo esto de hasta dónde yo puedo llegar. Una de las cosas que recuerdo como una de las más borderline de mi vida (que me disculpen los puristas por el término), fue cuando me enamoré con absoluto y embriagante frenesí de un chico que no conocía, que no me fue presentado duarnte mucho tiempo, mientras mi amor por él bullía en mis adentros cada vez más y más. A él tan sólo lo veía caminar de vez en cuando, casi siempre cuando el sol bajaba, a eso de las 5 y 30 de la tarde, él estaba con su pañuelo de batik alrededor del cuello, con su cabello castaño incendiado por la tarde, su paso liviano y lento, sus dientes graciosamente torcidísimos, su tez pálida de dama del romanticismo y sus ojos...ahh, sus ojos, eran puñales de esmeralda, tan dulces y tan fuertes. Yo estaba en el murito del tambo (un espacio en donde los del TUC recibíamos nuestras clases, y espero que los aún alumnos dejen de utilizar en pos de las no lesiones de rodilla) cagándome de risa como siempre entre clases, con todos los compañeros, haciendo jueguitos y cojudeces divertidas; como la competencia de quién tenía más elasticidad, y de pronto, creo desde que él se avisoraba en el tontódromo, yo sentía una pulsación en el pecho, el ambiente se tornaba aletargado, casi narcótico y eran entonces mis ojos los que se daban un festín con su presencia, lo seguía paso a paso, tratando de respirarlo, de adivinar cómo iba a reaccionar su polo con el viento, y...ay dios mío, y... esperando que se volteara y me mirara, hiciera una conexión surrealista, casi celestial, se diera cuenta de que el amor me invadía los pulmones, la columna, en fin, mi cuerpo todo, sintiendo él una llamarada fulminante de devoción por mí y se acercara con los labios entreabiertos (uy, aunque dejando sus dientes al descubierto, no importa), batiéndose su pañuelito con el viento y me besara como en la película De Aquí a la Eternidad.

Yo creo que cuando lo ví por primera vez, simplemente me gustó; por qué después ese hombre me generó tantos sentimientos es historia mía, entran a tallar varias cosas; primero, él fue fortuitamente, el depositario de ese amor que tanto quería entregarle a alguien, tangiblemente, por supuesto, pero como no me atrevía a amar verdaderamente, que no significa que no haya amor de verdad, él (ni siquiera él, sino su presencia), fue en quien recayó esa amplia capacidad de alguien discapacitado; segundo, yo estaba estudiando teatro, me sumergía como una esponja en una en una serie de descubrimientos sobre mí, sobre las técnicas, sobre las teorías, cosas que no conocía, y él que viene de una famila de teatreros, siendo él mismo en ese entonces actor y después director, representaba lo que yo quería tocar tan de cerca. Seguro hay otras razones que mi inconsciente no permite traer a mi consciente por cuestiones de vergüenza.

Recuerdo que uno de mis mayores entretenimientos era conversar con su espectro, me lo imagina abrazándome, tocándome el cabello, y vaya que su espectro era bien paciente, me escuchaba todito, se sumergía en mí, el muy noble, jajajajaja. ¿Saben que es curioso?, nunca me lo quise imaginar haciéndome el amor, lo pensé, pero no quise, porque sentía que entonces ya no era él, que eso era algo que lo materializaba, que se rompería mi secreto.

Después me di cuenta que tener a ese fantasma mucho tiempo a mi lado me haría daño, que no me dejaba serle infiel con los seres de verdad; definitivamente yo no quería eso para mí, quería amar a alguien que fuera cierto, qué bueno que empecé por mí misma primero. Así, que mi forma de exorcizarlo fue escribiéndole un poemario, sí uno completito, en donde se imprimían mis cuitas, mis pasiones, mis ideas y ficciones sobre él. Al muchacho en cuestión, ya lo conozco, algo muy lejano, un hola y chau, él no tiene idea de lo que me hizo padecer y gozar durante ese tiempo y menos, que tiene un poemario escrito en su nombre, es gracioso; ahora me he dado tiempo de revisar esos poemas ya desde otro ángulo, con afanes más literarios, quiero ordenarlo, depurarlo, ponerlo chachá para tener un poemario más, preparadito para cuando me anime a publicar, uno más de los que esperan, es que han habido fantasmas siempre, de diversa índole.

He pensado, envíarselo por correo a ese país en donde ahora vive, con una carta muy calmada, contándole; romper el secreto es decir, pero no, mejor no, mejor nos lo quedamos nosotros.

Finalmente, después de este muy saludable post, aquí me mando con el primer poema que corola esta obra, a él le llamo el joven ostra, pero el porqué le llamo así, se queda entre las bamabalinas de mis fantasmales encuentros.


joven ostra es el recuerdo del recuerdo del
martinar de una batalla con moraleja, si se me entiende

tan simple como un fantasma que se sienta en mis piernas rotas
pide un arrullo y le cuente cuántos universos viven en las aristas de sus dientes
le lave con mis lágrimas sus ojos de niño bautizado con traje marfil
le siembre en el cabello los relatos de estrellas que se crearon cuando nació de su padre la lupuna

fue recogido ya joven, arcoiris que le discurre por el cuello…
más de una veintena de lunas rotas y espacios vacíos se han allanado a sus pies de sonidos dorados y a sus mejillas envejecidas por sentir de más en esta ciudad que todo lo traga...


doy licencia a mi hijo carne sangre aliento a que viva
desde este momento
el joven ostra nace para padecerse de mí
ser mar que clama por reventar en la arena
ser eterno y narrar las vicisitudes que enfrentó cuando se exprimía entre mis brazos (entre mis tintas)

estos son los relatos de las heridas que aún sangran por su ser