jueves, 22 de mayo de 2008

Mi embarazo

Lento lento se discurría en mi cabeza la idea ansiosa de tenerte entre mis brazos, cual cosita caliente que se te mete hasta en la sangre; en tu nombre pensábamos, tu padre y yo; y nos gustaba el título de una película, que es el nombre de un indio mexicano, romántico en su sentido más puro, un hombre de naturaleza, un hombre de honor, y bien atrevido además; para tí lo que mi madre hizo conmigo; es decir, tengo el nombre de una película que a ella le gustaba mucho; broméabamos sobre tu aspecto, sobre si serías calvo, chato o si tendrías el poto grande.

Ya se estaba guardando la idea en mi interior, uy, empezaba a abrigarte en mi ser y las pulsaciones, las naúseas, los mareos cuánto nos gritaban de tu llegada; si hasta tu papá los tenía; así de conectados nos sentimos nosotros dos, hijito, así, de un jeito tan intenso en el que él también lleva la panza y los síntomas, ya me alucinaba pues, comprándole helado tricolor en crudo invierno chorrillano, sintiéndome además un adalid de lo antifeminoide, ya sabrás que tu mamá es muy masculina en algunas de sus aristas, pero también te darás cuenta que de lo femenino ( e incluso de lo feminoide,) no me salvo.

Ya no soy una niña, qué va, estoy en ese punto centrífugo y centrípeto de la adultez, esa que bulle en el ser entero, en los labios que son una flor abierta, en los ojos que dicen, en la mente que se reta y en el cuerpo que lucha, al menos mi juventud es así hijito, así la estoy conociendo.

Mira, mi pequeño, que tus anuncios de heraldo luminoso, llegan un mes antes de mi cumpleaños, el 17 de mayo, me decía yo, ya es hora anunciada si hay ausencia de púrpura; mira que recibir los 27 con una vida dentro no eran poca cosa; y así cuando me tenías en vilo, mi naturaleza se ríe de mí, prolífica cual huaycoloro. Sin embargo, no quería dejar de decirte, mi querida alma que aún viaja, que ha sido un gusto sentirte, saberte, conocerte, sentir tu olorcito en mis narices; que tu no presencia es también un alivio, hay que ser sinceros, pero también es un aliciente a seguir trabajando, a seguir siendo feliz, a recibirte dentro de... un buen tiempo, no lo sé, pero seguro que tú sí.

Te amo, te amamos, y estas letras son las testigos de nuestro amor, que así sea, mi cosita caliente dentro de la sangre, que así sea.

martes, 13 de mayo de 2008

Cuando las voces crecen dentro

Hace mucho que no posteo, porque soy errática, porque a veces me llega al pincho, porque no quiero postear sobre nada que realmente no me interese, porque me da reticencia hablar de mí misma como si fuera a importarle a alguien mi vida íntima; no sé, no he posteado porque mi relación con la escritura es así como ha sido siempre: profunda e ingrata, incluso creo que yo misma soy así.

Antes de partir a mi ensayo (qué flojera da a veces ensayar en la mañanita, ah también soy una floja del carajo...), por mi cabeza transcurren palabras que por alguna razón pugnan por colgarse en este post, no hay nada en específico que quieran articular, tal vez se formen hasta establecer un discurso del por qué no tengo constancia, o qué se yo, adquiera la forma de un manifiesto teatral o del amor, o de la maternidad, o de cómo son las mujeres,que me stán dando tanto que pensar; o que el camión de basura pasa a las 2 de la mañana por mi casa y estoy segura de que el chofer del camión siempre al pasar por aquí, observa el mar y suspira cada vez que las luces se miran en el agua.

O tal vez escriba que ya son las 9 y 10 am, y tengo que salir en cinco minutos, pero quiero seguir viajando entre palabras y frases, entre balbuceos e inconstancias; a lo mejor para evadir mi trabajo, a lo mejor porque la escritura siempre ha sido un refugio, para mí y para todos los que escriben; aunque después cuando has descubierto que en realidad es una necesidad, te de miedo porque te reta a no tomarla como ejercicio, te reta a sostenerla con ideas, con belleza, con atmósferas, con conocimiento, con concolón, con corazón que se subvierte inteligentemente y no vomitando, hasta tomar la forma de algo de lo que te sientas orgulloso, porque en esto estás tú, está tu cerebro, está tu cuerpo todo y está la sonrisa del que sabe que la escritura es su compañera.