jueves, 12 de agosto de 2010

lunes, 3 de mayo de 2010

Cuando yo sea flaca


El día que yo sea flaca nada volverá a ser lo mismo, todo será increíblemente mejor.

A partir de ese momento deberé comprarme un coche porque será imposible que camine por las calles, pues las personas se avalanzarán sobre mí y mi deslumbrante porte; pero si los que me conocen y saben que soy misia, creen que me será imposible comprar un coche, pues déjenme decirles que será lo primero que haré cuando reciba mi jugoso pago en dólares por protagonizar novelas y películas (aunque en esas no te pagan nada bien), porque ahora se fijarán en mi talento cuando yo haga casting y nadie más dirá es buena pero está gorda; es más, a aquellos que me rechazaron, yo les diré: no gracias, cuando me llamen insistentemente para ser parte de sus proyectos porque para mí este mercado local estará agotado...porque el día que yo sea flaca iré a España y haré un casting para Almodóvar y él no podrá concebir cómo ha exisitido un ser tan hermoso y sensible en este lado del mundo sin que esté en sus películas y yo me quedaré a su lado, me convertiré en su musa, ya fuiste Pé, ahora yo soy su flaca.

Caminaré con él por Madrid, luego cuando nos inviten a la Berlinale a presentar nuestra película harán un cena íntima y exclusiva en casa de Haneke (el director de La Profesora de Piano) conoceré a Daniel Day Lewis, que está casado con la hija de Arthur Miller; pero verá en mis ojos aquello que no encontró jamás y que andaba buscando en cada uno de sus personajes, esa esencia mágica y deconocida que se rebasa por mi mirada; entonces que se vaya a la mierda la hija de Miller, hola tú, peruana de ojos negros y de inmensidad rebasante (porque desde ahora sólo se rebasará mi espíritu intenso y luminoso y ya no los rollos en la cintura) y nos besaremos toda la noche bajo la complicidad de Pedro, que es bien alcahuete; pero igual, Daniel, aunque te he deseado toda mi vida desde que te ví en Mi Pie Izquierdo, no puedo quedarme contigo...es que ahora soy flaca y libre, el mundo está por delante. Nunca se podrá encerrar a una rara avis como tú, me dirá, sería incapaz...siempre te recordaré me susurrará con los ojos perlados por el llanto. Y no haremos el amor porque así el deseo será más ardoroso e inmanente, aunque Pedro proteste y diga, coño, pues por qué no te lo tiraste, gilipollas.

Obviamente, en la Berlinale, el público y la crítica han quedado fascinados con mi trabajo, qué impresionante el modo tan delicado y dolido en que mataste a ese animal en la escena del río y ese grito mudo que lanzaste...ni Robert de Niro en la escena final del Padrino colocó tanto sentido en el silencio; yo, pestañearé lento y sonreiré suavemente al ritmo de los flashes, mientras paso una mano por mi talle esbelto, gracias, les diré -humildemente- es Pedro, él es el genio, porque yo no perderé mi sencillez, que ahora me regrese en limosina a mi hotel no tiene nada que ver. Pero cuando justo esté recibiendo una visita de Sam Mendes , que por cierto es bien mañoso, y le agradezca a Diosito y a la Mamapacha porque me han entrevistado mucho más que a Magaly Solier; me llegará un fax a mi habitación en el Hotel Sonne in Röt diciendo que mi marido, mi hijo y mi perro me mandan llamar, que ya les prepare el almuerzo, por favor. "Y amor, acuérdate de no cocinar tantas papas que no puedes comer harinas".

Ay, carajo...con permiso, me olvidaba que no soy flaca.

viernes, 9 de abril de 2010

a, b, c...

Y pasó todo lo que tenía que pasar; lo más importante de todos los sucesos medianamente recientes es que...tengo un hijo.

Y sigo teniendo miedo, pero ya no tanto, al menos no lo suficiente como para detenerme en el tiempo dejando que la lluvia caiga y resbale por mi cuerpo encerado.

Hoy soy una raíz que absorbe.

No puedo decir que los amo, ¿existen?

Puedo decir que en mi mente ustedes habitan, o tal vez un cierto eco suyo, tal vez...

Estoy hablando, hablar es bueno; escribir mejor, a pesar del miedo o el letargo.

Después de este largo bostezo interno, he despertado (nada asegura que no volveré a dormir, pero ya veremos.)

A, b, c. Empecemos por el principio.