miércoles, 14 de noviembre de 2007

Ayahuasca


El Ayahuasca es una energía de conexión, que une al individuo con la fuerzas del planeta; cuánto más presta se entregue la persona a sentir su gran entorno: su mundo de las ideas, el universo de sus sentimientos y cómo no, el reino de las poderosas emociones; através de esta magia primigenia que posee la planta, más será el poder que la persona adquiera para manejar las energías del mundo como lo conoce.

A la planta se le debe de presentar una serie de demostraciones de respeto, se le debe dar pruebas de humildad, para que pueda ingresar en nuestro interior. Desde la primera vez que se le ingiere surgirá una intensificación de las cosas que nos rodean, los olores se hacen mucho más fácilmente reconocibles, los sabores explotan en la boca, derramándose por completo en ella; incluso se tiene la impresión de que las personas de los costados murmuran constantemente, pero no, en realidad, aunque parezca insólito al principio, es que uno está escuchando el murmullo de sus pensamientos. El camino hacia manejar estas propiedades, se relaciona al control y el equiulibrio de uno mismo, la planta no bien guiada por una chamana o chamán al que respete su comunidad, puede descontrolarnos y hacernos rozar mundos de locura. Recordemos que esta planta crece en la selva, en donde existe una visión animista de las cosas; el mundo originario de la planta está plagado de energías, espíritus e intenciones. Esta magia llega a nosotros, seres de ciudad, y la entendemos desde el mundo que conocemos; hay que tener una buena guía para sumergirse en este nuevo conocimiento.

Una de las cosas que más gratitud nos hace sentir hacia la planta es el recobrar la unión entre nosotros y la naturaleza, ese nexo que es inherente en los humanos, que a veces por vivir en orbes, o por nuestra cultura, se deshace; el ayahuasca te abre el corazón ante el gran corazón del mundo, compuesto por cerros, por animales, por plantas y por todo lo que conocemos.

Con lo que respecta a esta planta ningún proceso será igual al otro; cada persona experimentará una historia particular, por último el ayahuasca es un viaje interior y si partimos del concepto de que cada ser humano es un universo, entonces cada uno de estos viajes se tornará infinito e irrepetible.

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