Hace unos días que estoy pegada al libro "La Revolución de las Grasas" de Sacha Barrio; no tenía idea de lo vital que eran ciertos tipos de grasas esenciales en nuestro cuerpo, de cuántos alimentos hidrogenados consumimos y de lo poco de omega 3 respecto al omega 6 que contienen nuestras comidas más comunes.
En fin, les recomiendo ese libro; realmente interesante tener la perspectiva de un médico con formación occidental y que luego ha hecho una larga búsqueda en la medicina oriental y en los alimentos nativos.
Me fui hasta el mercado central para comprar algunas semillas de linaza, girasol, ajonjolí y demás. Para llegar al mercado central desde mi casa hace falta pasar por varios hospitales; pude ver el movimiento alrededor de ellos gracias al endemoniado tráfico que te estanca 15 minutos en un par de cuadras. Lo que ví, fue a gente pobre, gente enferma, gente contenta, gente miserable, abuelos con sus nietos, choferes con sus mujeres, mujeres con tres hijos y embarazadas, perros olfateando por algo comestible; pensé en cuánta falta hace que los conocimientos sobre nutrición se extiendan a la mayoría d ela gente, que habría que insertar la medicina tradicional o alternativa en los hospitales oficiales; debemos aprender a equilibrarnos, en todo sentido, en lo que comemos, cuántas veces engendramos, en nuestra sexualidad, en nuestra forma de vida; las condiciones no son las mismas de ninguna manera para todos, pero realmente los hábitos pueden formarse en todo estrato, lo que falta es una conciencia de la energía dentro y alrededor de nosotros; no digo que un puñado de gente en la que me incluyo somo sólo los que poseen un tipo de conocimiento acerca de la energía y otros no, este asunto es inherente a nuestra condición de humanos.
En el colegio deberíamos aprender de bienestar corporal, de bienestar de nuestro entorno; ¿hasta cuándo vamos a ignorar esa parte tan fundamental en nuestra educación oficial? El cómo curarnos con nuestras manos, el cómo curarnos de sentimientos negaticvos, de cómo centrar nuestro esqueleto y tantas cosas más.
Empecemos en la casa pues, suena a lugar común, pero es simple y hermosa sabiduría popular, es simple y hermosa lógica.
miércoles, 18 de junio de 2008
jueves, 5 de junio de 2008
"Luz" o La Nube Ociosa

Otorgada la aprobación, le pregunté por su nombre: "Luz", me dijeron los labios hardcores de mi sobrino. Luz, suena simple primero, después caes en la cuenta de cuánta luz invoca uno a lo largo de los días, manya, pensé, es una chica luminosa, su nombre la dibujará e igualmente expectante esperé a que la recogieran del paradero. Minutos después traspasó el umbral una chica de diesiciete años, muy bajita y con los ojos profundamente delineados y de impoluta tenida negra con su toque fucsia que es tan emo. Hola luz de negro.
Mi sobrino se la llevó a comer, y que sé yo, cada uno se metió en lo suyo, nos fuimos a dormir y hasta mañana.
Luz se quedó apenas un día; pero esas horas con ella, me hicieron recordar algo de mi propia adolescencia; ella fue muy reticente a la conversa, asumo que desconfía de los adultos, tal vez sus padres están tan perdidos como ella, quién lo sabe; lo que más me sorprendió es que estuvo prácticamente desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde, frente a la computadora, muy de negro ella, e impertérrita, conectadísima al mns y revisando el Hi5 de media comunidad emo de Lima.
Yo no sabía qué decirle, me respondió con monosílabos cuando le pedí unas tres veces la compu para mandar correos; cuando fue la hora de almuerzo no quiso comer las lentejas con pescado que había, se frío un huevo y lo comió con harta mayonesa. Para ser honesta me sentí torpe y decidí no tratar de hurgar y dejarla en paz con la computadora como compañera.
Yo no tuve padres perdidos o incertidumbre respecto a lo que quería a la edad de ella, pero recuerdo que cuando no ingresé a la universidad, me pasé dos meses frente al televisor comiendo pan con plátano y chocolate, era una autista, tuve que tocar fondo y no bañarme cuatro días, tener mi cuarto hecho una mierda y entrar en una convulsión de llanto, para que mi mamá interviniera con un desahueve proverbial, que me bajó de la nube ociosa en la que me había metido. A esa edad llegó la muerte de mi niñez, tuve que tomar por mi propia mano mis riendas; claro que mi madre cual lámpara me alumbraba el camino...gracias, madre.
Es muy difícil pasar por ciertos tránsitos; Luz tendrá que encontrar lo que la acciona, tendrá mucho por hallar, o tal vez no; es dulce y doloroso traspasar la edad ingenua y toparse con el mundo, pero es bueno, al fin y al cabo es bueno.
Mucha luz para tí, Luz.
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