martes, 12 de agosto de 2008

Señor Vargas Llosa, una pregunta...

Quiero decir tanto acerca de todo, pero una vez más el lenguaje me traiciona; mi pensamiento y la palabra escrita son amigos que se distancian, se aman o se odian con la frecuencia en la que uno se cambia de calzón (un dicho común de mi abuela Chela, jajaja, mujer chinchana de labia poderosa.)

A ver...Fui hace poco a la inauguración del Festival de Cine de Lima, me divertí con la exposición sobre Mario Vargas Llosa en la casa O' higgins; en especial una sala en donde hay una serie de libros que el escritor ha obviamente leído, pues ha dejado sus notas por todo espacio en blanco; incluso en la última hoja le escribe al libro una nota evaluadora, cual profe con examen, a Flaubert le pone 20 casi siempre, están Joyce, un par de filósofos, Mariátegui y otros más; qué divertido fue, incluso llegué a sentir un poco el espíritu académico y fervoroso que tiene don Vargas. Hay algo que siempre he querido preguntarle, me gustaría que me cuente sobre mi abuelo, pues ha escrito unas tres veces sobre él; en Conversación en la Catedral, El Pez en el Agua, y algún otro que aún no he leído; mi abuelo fue su compañero en San Marcos, formaron un grupo de estudio además, ya saben cómo es, formas con personas, sea por su lucidez, por su conocimiento o ideología, un grupo en donde lees y estudias libros, textos y reliquias para luego dedicarte a desmenuzar, a deconstruir. Las pasiones se despiertan, ah que sí, en aquellas tertulias; imagino a mi abuelo con su cigarro en la boca, la ceniza cayendo de pronto, dando luces con Vargas Llosa y otros estudiosos, realmente esas generaciones de intelectuales en San Marcos eran de las mejores, ya desde Porras o Basadre se instauró un amor por el estudio y el conocimiento que se extraña por estas épocas.

En fin...para no columpiarme por las ramas cual macaco. Quería acercarme y decirle : Me llamo Julia, y sí, me dicen tía Julia, y no sólo mi sobrina , sino algunos de sus lectores que lo recuerdan hasta en las bromas; pero yo soy la nieta del indio Martínez, ese cholo de rostro cobre, con cigarro sempiterno, que le ha dado luces más de una vez, ¿verdad? Si no, no hubiera escrito tres veces sobre él, cuénteme señor Vargas Llosa, cómo era mi abuelo, ¿le brillaban los ojos al escuchar una idea genial? ¿Cómo era su rostro cuando defendía algo? ¿Era su sonrisa gentil ? ¿Alguna vez se dejó ver triste? ¿Alguna vez se permitió estar distraído? ¿Siempre combinaba su chompa de cachemira con su saco de cuero, tal como yo lo recuerdo? ¿Alguna vez le habló de mí, de las veces que me cargaba y me llevaba hasta su pecho que olía a tabaco y a buen hombre; de cuando me dejaba estar en su biblioteca horas de horas acompañándolo, de cuando me compraba helados en invierno, de cuando me compró una máquina de escribir igualita a la de él, pero en chiquito, de cuando me decía Satacho, ven Satanás? ¿No? Pues permítame contarle a usted que se murió, hace ya bastante tiempo, quince años más o menos, y yo estuve ahí, tomándole la mano, viendo como su cuerpo se relajaba cada vez más, cómo su dolor se iba escapando poco a poco, como mi mami me dijo que no llorara para que él no tuviera pena al momento de dejarme, porque él me dejó, ¿sabe usted? El se fue cuando yo más lo quería, cuando más se internaban sus palabras y sus abrazos en mí, él se fue cuando más apasionado lo veía con su trabajo, cuando más lo veía leer e investigar y cuando más estaba fumando también, nunca dejó el tabaco. Será por eso que se murió; por eso señor Vargas Llosa me alegra que hombres y mujeres como usted, como mi abuelo vivan, vivan para seguir creando, para seguir escribiendo, para seguir... Al poco tiempo de que mi abuelo se muriera me encontré con un mendigo, tenía como 80 años, estaba hambriento y haraposo; le di dinero y me quedé pensanso por qué ese señor, que estaba abandonado a su existencia vivía, por qué, por qué mi abuelo, que tenía para dar una vida llena de trabajo no. No se preocupe, ya entendí que cada humano tiene un lugar en el mundo, cada humano tiene algo por hacer; que tengo la oportunidad de sentir su tesón en mí, que yo puedo tomar la posta de su apasionamiento; ya lo entendí, pero mi recuerdo de niña aún tiene la sensación de haber sido víctima de una enorme injusticia. Era sólo eso señor Vargas Llosa, sólo eso. Hasta luego y ¡salud!

No se lo dije porque no tuve oportunidad; ya después me sumergí en un copa y en la risa con los amigos. Sólo en algún momento me quedé callada y en solitario repasando la mirada entre la exposición y la gente, pero unas manos me cogieron de la cintura y él nuevamente me trajo con un beso al aquí y ahora, a la risa y la conversación; de vez en cuando veía los libros de Vargas Llosa, pero no me sentí ni nostálgica ni con desazón , porque el indio Martínez acababa de prender su pipa dentro de mi corazón.

3 comentarios:

Fedora Martínez dijo...

Rosario Yori entrevista a Mario Vargas Llosa y hay datos de la célula Cahuide.

¿Qué caracterizaba a la población universitaria en la época en la que usted asistía a San Marcos como estudiante?

Nosotros vivíamos en la dictadura de Odría y eso marcaba profundamente la vida universitaria. Cuando yo entré a San Marcos había muchos profesores universitarios en el exilio, se había arrasado con las organizaciones universitarias, los centros federados estaban decapitados, había muchos estudiantes presos. Entonces, en la universidad se vivía un ambiente de mucho recelo, pues había policías disfrazados de estudiantes para vigilar las actividades políticas dentro de San Marcos. Yo milité en una organización clandestina, el grupo Cahuide, que quería resucitar al Partido Comunista. Estuve sólo un año ahí, pero realizamos una serie de actividades que luego me servirían como materia prima para escribir Conversación en la Catedral.


El reportaje lo encuentras completo en el blog Reportero de la Historia

http://www.reporterodelahistoria.com/2008/08/mario-vargas-llosa-aun-sin-darnos.html

zeta dijo...

Me gustó más este escrito, muy tierno, pero poderoso, de esa ternura que te aplasta como una torre... Yo no he leído a Vargas Llosa, apenas le di una pasada de ojos a uno de sus libros en media hora, pero ahí ni más, y no sé, tampoco ubico tanto la historia literaria del país, no, soy una especie de alienado... Pero bueno, me gustó, y ojalá tengas oportunidad de preguntar de nuevo, claro, sin tanta carga de recuerdos y con el humo de la pipa de su abuelo rezumando en su interior...Chao, suerte.

Miss Julia dijo...

Leí la entrevista completa ¡así que Cahuide! Gracias por el dato.

Hola Zeta. Gracias por tus palabras, dudo de tu autodefinición de alienado.